viernes, 20 de febrero de 2015

Calvados

El Calvados es un aguardiente que se obtiene en las mejores comarcas de la Normandía (Francia). Es un destilado de sidra y el mejor es el de Pays d’Auge. Este aguardiente de jugo y pulpa de manzana se ha considerado siempre el hermano más próximo del brandy, un aristócrata, un poco más rústico y rebelde que prefirió quedarse en el campo.
Hasta mediados del siglo XIX no apareció este nombre y antes, desde antiguo, normandos y bretones fermentaban el zumo de las manzanas obteniendo una bebida pálida y amarga.

Una dudosa leyenda asegura que el nombre de Calvados  procede de un barco de la armada invencible (“El Salvador”) que se desventró en estas tormentosas costas normandas.

El aguardiente de manzana acompaña deliciosamente a todos los postres que se preparan con esta misma fruta. Pero los normandos llevan su fidelidad a las tradiciones medievales de la tierra, hasta el punto de beber una copa en mitad de la comida. En los años ochenta los “elegantes”  españoles que se atrevían con el Calvados, signo inequívoco de modernidad, de toque gourmand y de estar a la moda culinaria, lo tomaban solo y después de las comidas, olvidándose o simplemente perdiéndose la oportunidad de degustarlo con un buen queso Camenbert o un Livarot, ambos fuera de lo común.

Los buenos conocedores aprecian el genuino sabor de manzana, su tentador perfume se integra maravillosamente en un fondo especiado de canela y vainilla. Dice Mauricio Wiesenthal, un maestro indudable en cuestiones gastronómicas, que “al paladar son suaves, forrados en terciopelo, con un final elegantemente seco que persiste en boca como un soberbio brandy hasta despedirse con un adiós delicadamente amargo.

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